domingo, 25 de abril de 2010
VIEJO ARBOL
Viejo arbol, tronco desgarrado
ramas caidas por el peso de los años
raices que casi no te sostienen
nadie se fija en ti,
las aves prefieren a los frondosos jovenes
y solo esperas el momento
en que alguien te arranque de raiz
para dar paso a un arbol nuevo.
Pero no estas solo, ella siempre está ahi
atenta, cariñosa,
viene a verte todos los dias, a ratos,
pero nunca se olvida de ti
te habla, te cuenta sus cosas,
te cuida y hasta te ve elegante, alli, en tu soledad,
y cuando se marcha, tras unos pasos,
se vuelve, te lanza un beso
y te grita ¡te quiero arbol viejo, te quiero!.
viernes, 23 de abril de 2010
CONTIGO
Cuando estoy contigo,
cuando estoy a tu lado
siento que el mundo me pertenece
que todos me miran con envidia
cuando paseo de tu brazo
cuando me miras y, furtiva,
me lanzas un beso.
Cuando no estoy contigo
el mundo se empequeñece
las horas no pasan, el tiempo se detiene
y solo pienso en ti, en tu compañía,
pero no oigo tu voz, no leo tus mensajes
y no me lanzas un beso.
Por eso, solo deseo estar contigo
vivir tu cercanía, sentirte
saber que puedo coger tu mano
que puedo besarte, que eres mia
y vuelvo a sentir que el mundo me pertenece
y soy feliz, muy feliz porque, de nuevo,
me lanzas un beso.
domingo, 18 de abril de 2010
un corazon loco
Abrí mi corazón y esparcí el contenido sobre la mesa como quien da vuelta una cartera en busca de un peine o unas llaves.
Tanto sentimiento colgando sobre el mantel me sorprendió. Había demasiado desorden en las emociones y caos en los afectos, como si se hubieran ido apilando de manera aleatoria en un rincón del ser, sin pedir permiso.
Lo absurdo fue que mientras más contemplaba la escena más me convencía de que tanta desorganización no tenía remedio. Mi corazón ya estaba acostumbrado al alboroto y quizás, si reacomodaba prolijamente cada sensación en un espacio distinto, corría el riesgo de que se hallara perdido y olvidara sus viejas pasiones.
Así que junté todo y lo volví a dejar como estaba, entendiendo que no hay forma de hacerlo cambiar.
Mi corazón es de los que se estremecen con el vértigo de los amores fugaces y espiralados. Lee historias a las que siempre les falta una página y adora verme el rimel corrido que señala que por allí pasó una lágrima.
No sabe latir de otra manera. Desconoce lo que significa pedir permiso para acariciar o para entusiasmarse.
Tiene un andar impulsivo y frenético que lo obliga a desoír advertencias y a no considerar las limitaciones ajenas. Será porque a pesar de su ímpetu, con sus propios defectos ya tiene bastante...
Es de los que se recuperan de una temporada en terapia intensiva y salen del hospital con renovadas ganas de volver a enfermarse.
No le interesa si es lunes, o si es tarde. Si hay ropa para lavar o si las plantas están pidiendo agua. Para él siempre es prioridad enloquecer de emoción y tener a mano los zapatos de baile.
Muchas veces sospeché que era dueña de un corazón frágil y amnésico.
Otras, de un corazón cobarde.
Hoy confirmo que soy la feliz propietaria de un corazón que no escatima y que es capaz de darlo todo a cambio de un poquito de "eso" que se parece tanto al amor.
Un corazón impulsivo y loco, siempre dispuesto a suicidarse en la asfixia de un abrazo, en la hoguera de nuevos besos o en la emoción de un especial encuentro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)