viernes, 21 de enero de 2011

TAN MIO, TAN TUYA



Las horas se disparan
y yo vivo
como si el rato no pasara
por que tu lo detienes;
no puedo tocarte
pero te mueves dentro
germinas en todos los lados,
te guardo ahí
donde nadie pueda verte,
solo yo...
eres tan mio
y yo tan tuya,
que este amor caudaloso
vuelve mares los ríos,
y vemos desfilar los segundos
con torbellinos en desorden,
amándonos a lo lejos
con los ojos,
con las manos,
o así,
sin mirarnos, sin tocarnos;
ciegos, sordos y sin voz,
también así se puede amar.

LA PLAYA




Cuando te sientas viejo,
sin fuerzas, sin ganas, sin nada,
toma una barca y navega
por el ancho mar del alma.

Si te pierdes en este inmenso mar
y no tienes brujula, ni motor,
ni radio, ni mapas,
sigue las olas...

Alza las velas y sigue las olas
que te llevarán a la playa más cercana.
Tal vez no sea tu playa,
ni una playa llena de bullicio,
ni la playa donde esté tu casa.
Ni una playa conocida,
pero esa es: LA PLAYA;
la playa que te estaba esperando,
para acogerte cansada
y acunarte en tu reposo
y darte el sentido del alma.